Me encontraba tranquilamente con mis dos compañeros cenando en un parque durante aquella noche de copas. Todo sucedía de un modo normal y natural. No hacía frío, ni calor, reíamos de nuestras cosas... No tardaron en pasar un numeroso grupo de chavales con aires de superioridad y ganas de encontrar... pelea.
Empecé a ponerme nervioso cuando vi que se pararon no muy lejos de nosotros. Ya estaba imaginando que íbamos a salir caldeados de aquella situación. Decidí sentarme cuando empezaron a venir todos aquellos morenos a nosotros rodeando el banco en el cual estábamos. Llevaban palos de cartón duros, y para intimidar, golpeaban el banco. Me pareció un comportamiento patético. Empezaron a hacernos preguntas y a decir que necesitaban dinero... Yo llevaba una cantidad respetable como para dejarlos ir. me resistí y solo les di un misero euro, que ahora me pesa más que cualquier cosa. Empezaron a preguntar nuestras edades y el lugar donde vivíamos...
Maldita sea, estaba nervioso y no se iban... No podía hacer otra cosa que mantener una sonrisa un tanto chulesca para esconder mi nerviosismo. A uno de mis amigos empezaron a amenazarle pidiéndole el dinero que llevaba. A mi otro amigo le quitaban el sombrero y le agobiaban con palabrería y verborrea. Me pareció el momento más incómodo de esa noche. No tardamos en empezar a levantarnos y a irnos poco a poco, pero nos entretenían poniéndose en medio y empujando. Ahí empecé a enfadarme y sentir un coraje que me comía por dentro. Llegaron al siguiente paso, este más contundente al ver que no conseguían lo que querían. Empezaron a tirar a un compañero al suelo y pateándolo por todas partes. Cinco personas encima de una sola me parecía una brutalidad completamente innecesaria. No paraban de golpearlo y molestar a mi otro compañero. me sentí a salvo, esos morenos no me tocaron ni un solo pelo... tal vez porque era de ese pueblo... tal vez porque me conocían... tal vez porque vieron que en ningún momento me mostré violento y no dejé de mostrar mi cara diplomática y un gesto un tanto resignado... No lo sé, pero hubiera preferido que me hubiesen partido la cara. Mi daño sería menos...
Moralmente me sentía como la peor persona del mundo al no poder parar toda esa violencia. Intentaba separarles, poniéndome delante de mi pobre compañero. Sentí como se apoyaba tras de mi para poder levantarse. Soltaba frases como; "Mi amigo se parte la cara por vosotros y por defenderos, no se merece para nada este trato". No consiguieron sacarle ni un solo céntimo, ni su valioso reloj... ni siquiera su sombrero que tanto se lo habían pasado. El más mayor de nosotros estaba nervioso y no dejaban de toquetearlo y cachearlo para sacarle la cartera... Rompieron sus palos con nuestros cuerpos... De un modo u otro, me veo obligado a incluirme por que... pese a que no recibí daño físico, me sentía igual de herido, o según por lo que ellos me dijeron... incluso más. Mi daño moral era desproporcionado. No veía necesario correr para librarme de ellos, es como si no existiera o no formara parte de esa agresión. Era un fantasma que intentaba separar a todo el mundo. Lo logré, al final, pero logré que se desprendieran. Mis compañeros corrían y yo miraba resignado a un paso lento sabiendo que no me tocarían...
Mi corazón estaba acelerado, lleno de rabia, coraje y con ganas de violencia, pero... ¿Que iba a hacer yo? Nunca he agredido a nadie. Soy una persona muy pacífica y diplomática. Tampoco tengo el suficiente valor como para hacerlo. No pudimos hacer nada para evitar esa propina. No nos faltaban ganas, pero nos faltaba fuerza. No se podía hacer nada contra nueve personas armadas con palos y ganas de pelea.
Solo hubo un momento de aquel violento encuentro que me llenó de esperanza por la humanidad...
El más pequeño del grupo, debía tener la edad de 13 años. Era un pequeño mocoso que iría con los mayores solo para hacer bulto o para parecer duro. O tal vez por obligación. Pues ese pequeño; ese chico tan menudo recogió del suelo un mechero y la pitillera del compañero que más había recibido sin darme yo cuenta. Pero ese chico me cogió del brazo llamando mi atención para darme aquello. Ese gesto de bondad hizo que no odiara a muerte a aquella gente. Ese pequeño me devolvió las pertenencias de mi amigo que estaba siendo apalizado diciendo que se le habían caído. Ese chico no se quedó con aquello y prefirió dármelo a mi para que yo se lo devolviera después de aquella violenta escena.
Fue un gesto noble y de una inocencia propia de un niño. El no quería estar ahí del todo... Y me alegro
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Todos llegamos temprano a casa aquella noche. No teníamos nada que hacer ni decir. Simplemente, reflexionar y meditar sobre lo ocurrido.
Nosotros no buscábamos problemas, solo divertirnos como solemos hacer cada semana. Pero no será por culpa de esas personas que le tendremos miedo a la noche. No por esas personas dejaré de confiar en los de su etnia. No por ello seré racista o clasista. Solo, andaré con cuidado y prudente.
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El mayor problema venía luego. Algo que solo de pensarlo hace que me estremezca y se me encoja el corazón. llegué a casa con la esperanza de encontrar al amor de mi vida para poder hablar con ella y que fuera capaz de tranquilizarme. Pero... al parecer el efecto sería todo lo contrario.
Ella no estaba, pero los días siguientes sufrí como un desgraciado sabiendo que la persona más importante de mi vida, la persona que más he amado y siempre amaré, se sentía abandonada. Solo existía exaltación en mi. Era normal que después de que ella se fuera de mi casa, yo empezara a salir con mis colegas, se lo debía, sí. Pero ella se sintió rezagada porque yo no estaba a su lado cuando lo necesitaba. Pensaba que me había olvidado de ella o que no la tenía presente. Ella sentía un vacío respecto a mi.
Eso acabó conmigo. Con mi pobre y desquiciada alma. Estuve a punto de perder a mi bien más preciado. A punto de que ella, que forma parte de mi ser, se desprendiera de mi. Tuve tanto miedo que entré en un estado de crisis de ansiedad. Yo no creía lo que estaba pasando. No quería creerlo. Pero tras toda esa oscuridad había ese atisbo de luz, ese ápice de color y esperanza que nos unió de nuevo. Yo creo que nuestro amor es demasiado fuerte como para romperlo de este modo. Pese a mi ausencia, siempre está presente; en cada pensamiento, en cada palabra, en cada comentario. Forma parte de mi como si se tratase de una personalidad más... Por muchas veces que salga y no pueda hablar con ella, siempre voy a volver a ella y a tirarme encima como un perro al ver a su amor. Soy así, y no cambiaré. Y siempre que ella se vaya, esperaré pacientemente y me alegraré como un tonto al verla de nuevo. Siempre la veré de diferente manera que los demás la moran. Siempre pensaré en ella, en todo momento, siempre estará dentro de mi. No la voy a dejar escapar por otro desliz. Es demasiado valiosa.
Con esto quiero decir que no me iba a derrumbar por lo que me pasó una noche la cual solo buscaba diversión. Lo peor me esperaba en casa, y si cometía un paso en falso, me hubiera derrumbado y no hubiera sido nada, NADA, fácil recomponerme o formar mi vida de nuevo tal y como era antes. Ella es la única que me ha querido de tal manera. Es la única que pese a sus muecas, me mira con amor y siento su calor cuando estoy cerca de ella. Nunca te voy a soltar de la mano, y aun que lo sientas, no lo habré hecho, pues siempre me vas a tener al lado, por mucho que me digas que no quieres estar conmigo.
Y por mucho que diga, no soy capaz de expresar lo que siento por ti con palabras. Mi extenso y rico léxico no alberga las expresiones ni palabras adecuadas para describir lo que siento. Pues intento hacerlo lo más parecido con mis palabras. Te quiero, siempre tuyo.
- Esta te la dedico. Como dije, me has servido de inspiración. -
Increíble. Me gusta este lugar porque en algunos detalles me siento identificado. Yo también (y probablemente, todos) pasé por este tipo de sensaciones. Desde entonces no temo a la noche, ni temo a las calles, temo a la gente que las envuelve, que con su sentimiento de superioridad pretenden ir a amargarle la noche a uno. Mi situación fue parecida, me agredieron de camino a un encuentro (unos morenos, también) sin que yo les provocara. Me quedó esa sensación de angustia, esa sensación que quise gritar tanto como mi rabia me permitía. Lamento lo de tu amigo, a mi, al menos, me cuesta superar este tipo de cosas y lo que me diferencia un poco respecto tu situación es que la mía me ha provocado ser racista y mas hechos que no me corresponden. Yo no soy así, me han modelado así. Pero al fin y al cabo exteriormente importa el daño físico y si se puede evitar mejor.
ResponderEliminarY sobre tu chica, me alegra que no haya acabado mal la cosa. A veces pienso que si alguien sufre por ti es porque le importas mucho. Pero cada mente es diferente y dicha teoría solo se puede aplicar en ciertos casos.
Muy bueno el blog, la mejor historia es la vida.