miércoles, 17 de agosto de 2011

Bajo esta menguante luna...

"El caos se hizo con la noche, y la noche se hizo conmigo."

Una cadena de malentendidos y poca privacidad llegó a convertir esa noche que iba a acabar bien, en un pozo sin fondo de problemas y malestares de gente que me rodea, pero un malestar que parecía ser hacia mí.
Sí, ella me agradaba mucho, y por ello me sentía tan mal que uno de mis mejores amigos haya conseguido estar a su lado... Pero tampoco hice nada para tenerla al mío, ya que mi cabeza era un desastre con tanto sentimiento y pasión por todo lo que me rodea.

Intenté deshacerme de toda aquella ponzoña que envenenaba mi cabeza hablando... Pero expresarse no siempre es bueno, y por darte a conocer, tus amigos descubren facetas no agradables sobre ti, y dan un paso hacia atrás. Celos, malos consejeros, se convierten en odio a nadie y a todos, pero sobre todo un odio a mi mismo por sentirlos; un veneno que no deja nervio alguno por atacar.
Siento que todo está mal en mi, este destructivo egoísmo me llevara lejos de todo lo que me rodea, por eso quiero que todo termine. Que él esté con ella, y ella con él, que ella siga siendo la amiga a la que tanto aprecio por ser quien es.

El silencio se hizo dueño de una triste noche. El frío que corría en el balcón era necesario para mi débil cuerpo, me tumbé a observar la inmensidad del cielo nocturno, las escasas estrellas y la luna menguante habían sido mis amigas esa noche, bueno... y mi hermanita pequeña a la que admiro tanto y por ello le puse su nombre a la estrella que más brilla al amanecer.
El brillo de aquella luna me hipnotizaba, hundí mi mirada al vacío de aquel eterno océano de estrellas y misterios. Me fundí en el firmamento buscando la calma que tanto busco, y me uní por una noche a ese etéreo mar de enigmas, exponiendo mis problemas al viento sin una respuesta, con retórica le hablaba a los astros como si de un loco se tratase.

Perdido en el tiempo; en el espacio; sin sentido... Ahí pase la noche dejando mi amargura y mi ira en el vacío, y me sentí aliviado, pero la gravedad es traicionera y devuelve las cosas con fuerza...
Sigo esperando a que todo esto acabe de alguna manera... La mejor para todos.

lunes, 15 de agosto de 2011

Un Día Perfecto

Las mañanas suelen ser aburridas, sobretodo las de verano, que me suelo levantar al mediodía. Pero esta fue diferente; debía perforarle la oreja a mi amiga Mònica, y los nervios me comían.
Las 11:30 de la mañana era la hora acordada para encontrarnos y llevarla a mi casa, pero esta chica daña mi puntualidad, solía ser puntual hasta que se trataba de ella, curioso. Salí a las 11:32 de mi casa y me apuré hasta llegar al punto de encuentro. Ahí estaba ella, sentada en la acera, esperándome. Me invadió una sensación de culpabilidad por haberla hecho esperar.
Al llegar a casa, nos situamos en la terraza donde, encima de la hamaca, monté mi propia farmacia basándome en Agua Oxigenada (a falta de alcohol), un vaso de chupito donde deposité el piercing con Agua oxigenada para que se desinfectase, papel higiénico y un mechero para esterilizar la aguja... Después de intentar anestesiar la oreja con 4 cubitos, de hielo lo conseguimos. El proceso fue doloroso, pero más para mi, que estaba sufriendo por ella al pensar que le estaba haciendo un poco de daño. Su oreja se había endurecido al congelarse, lo que hizo el procedimiento más angustioso.
El resultado salió mejor de lo esperado y le puse uno de mis piercings, el primero que me puse en la oreja, formado por un pequeño dado negro.
Gracias a la hospitalidad de mi padre, Mònica se quedó a comer, pasemos un buen momento hasta que decidimos volver a su casa.

Al llegar a su casa, nos estiremos en la cama de cansancio... no teníamos nada que hacer, así que nos pusimos a ver una película para reírnos. Pasamos ratos divertidos viendo la película.
La lluvia empezó a acariciar la ventana suavemente, ambos nos alegramos al ver la lluvia, pero al poco rato, a lluvia chocaba con fuerza. Salimos al balcón para ver como llovía, hacía frío y caían pequeñas piedras... granizaba... en Julio. Salimos también al porche, y nos mojamos los pies teniendo que quitarnos el calzado.
Pasado un rato, nos tumbamos en la cama, mientras ella chateaba y se hacía con sus asuntos con el ordenador, yo, estaba tumbado en la cama boca abajo cómodamente, ella empezó a tocarme el pelo de una manera suave y sedante que me relajaba hasta el punto de dejarme en un estado de embriaguez. Aquello era el limbo, un no querer despertar de aquella sensación, un estado de enajenación mental inducido por una acción placentera que mi cerebro aceptaba con gusto.
Una segunda película, esta vez de acción; Hostage. Nos gustó o al menos a mi. Varias interrupciones hubieron durante esa película pero la acabamos de ver al fin.

Cuantas personas pensarán cosas indebidas sobre esto...

Lo demás está borroso o no forma parte de aquella húmeda tarde gris.. Una nueva amiga que espero tener mucho, mucho, mucho tiempo.

Que lo que el verano me ha dado no se lo lleve con él.